martes, 9 de febrero de 2010

S-a-p-o













No había tiempo, no había espacio. Éramos sólo un cúmulo de energía mezclada que ardía en el fuego de la pasión desenfrenada e incorpórea, un espectro de luz que irradiaba amor y donde todo era felicidad y placer. Afortunadamente, soy groseramente feo según los estándares de la estética humana, y las de mi especie se conforman con la sola satisfacción de las necesidades fisiológicas propias de nuestra anfibia clasificación, por tanto, mi mente tiene el tiempo suficiente para disfrutar de estas fantasías inverosímiles, de mis relaciones espectrales y sobrenaturales. No saben los príncipes de lo que se pierden al no ser sapos, y desconocen por completo todas las responsabilidades y deberes de las cuales se librarían al ser de mi condición,fuera del círculo social y las relaciones interpersonales. Creo que soy un sapo un poco extraño, pero lo bueno de esto es que yo no tengo que rendirle cuentas a nadie, y "en la mente uno hace lo que se le paga la gana".

No hay comentarios:

Publicar un comentario